[intervalo I]
“Cuando canto a gusto me sabe la boca a sangre” dijo un día Tía Anica La Piriñaca (1899-1987). Las palabras de la cantaora suenan a sures y seguiriyas, a un regusto en el paladar que habla de la presencia del cuerpo al usar la voz.
El discurso puede opacar los relieves de la voz, pero detrás de cada fonema siempre hay gargantas en movimiento. Si buceas en expresiones de uso cotidiano encontrarás algunas pistas que remiten al cuerpo. Tener un nudo en la garganta o hablar en un hilo de voz son metáforas que hablan de cómo la vulnerabilidad también suena, el cuerpo se encoge y el habla se tambalea. La voz no siempre es coherente, ordenada y racional. También se hace añicos, se disipa entre puntos suspensivos o reverbera en tu cabeza de forma atropellada y cruel.
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Obra gráfica
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Videoarte y producción músical
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Úvula: relato de ficción
[intervalo I]

Barniz blando, aguafuerte, gofrado y serigrafía, 2022.
Utilizar barniz blando para este grabado no es algo casual. Es una técnica que nos permite el registro de la huella, del cuerpo, de la materialidad. Una fina capa de barniz blando, moldeable, vulnerable, se extiende en antítesis sobre una plancha de metal, dura, imperturbable. Si apoyamos cualquier objeto sobre esta capa de barniz, su textura queda registrada. Posteriormente, la plancha se introduce en un ácido mordiente que se encarga de grabar estos gestos para siempre.
Esta técnica nos ofrece la posibilidad de retener nuestra experiencia sonora, tan difícil de encapsular. El grito deja marcas en la piel y cicatrices en las amígdalas. Esta imagen persigue trascender la función discursiva del lenguaje para reflejar los rincones invisibles de nuestra voz, la textura de los paisajes sonoros compartidos, el nudo de nuestras gargantas.
[intervalo I]
Videoarte: Intensidad
Cada intervalo se inspira en una cualidad física del sonido. El primero es una manifestación visual y agresiva del mismo, concretamente, de su volumen. Sintetizadores visuales analógicos intervienen el aparato fonador desfigurándolo, ideas que se combinan en un montaje audio-reactivo. Una estridencia visual que responde nerviosa a los decibelios, figuras que somatizan el desgarramiento de la voz, medicamentos que amordazan, la atomización de una identidad que se disuelve en un grito violento y compartido. Un recorrido delirante al interior del cuerpo a través de imágenes de cuerdas vocales saturadas y distorsionadas hasta desdibujarse por completo.
Producción musical: Prospektos
El latido del corazón se acelera, medito, respiro, me río, lloro, me quejo, entro en bucle. El bombo y las líneas de bajo oscuras y repetitivas se mezclan con las palabras de un texto desgarrador a la vez que reivindicativo. Este tema denuncia los remedios solitarios, violentos, mecánicos, aislantes y desesperados que se nos ofrecen ante un sufrimiento psíquico de origen colectivo y estructural. Para ello, utiliza sonidos de blísters que se vacían, pastillas que se tragan, meditaciones solitarias, etc., y establece un guiño a los discursos patologizantes y despolitizantes de la autoayuda y de la superación personal. Frente a la idea de una voz interior única, cuerda y racional, esta producción musical hace hincapié en nuestra fragilidad como sujetos a partir de una voz múltiple y vulnerable.
[intervalo I]
Ecos de Úvula 1
belmaR despierta con la banda sonora habitual procedente del exterior, una composición de sonidos ambientales que pretende trasladar a la población uvular a otros escenarios. Los recuerdos del pasado han vuelto a inundar sus sueños de una mezcla de nostalgia y tristeza instalada a tiempo completo.
Todavía se pregunta cómo pudo suceder aquello… ¿de verdad no hubo manera de detener el colapso? Le vienen recuerdos de su juventud y la ansiedad se le adhiere al paladar. Cincuenta años atrás nadie creería que la humanidad estaría condenada al subsuelo. La vida era aquello que pasaba mientras el telediario escupía desgracia hecha titular y alguien esperaba con impaciencia la llegada de un rider. Todo empezó a complicarse cuando las colas infinitas en los hospitales se hicieron costumbre. Nunca antes se habían hecho tan evidentes los universos que separaba el umbral de la puerta del hogar. Interior-exterior. Dentro-fuera. Inclusión-exclusión.
Superficie… ¿subterráneo?
Cuanto mayor era la cifra de habitantes del globo, mayor era el abismo que les distanciaba. El aumento de la tensión social desembocó en guerras que aceleraron la emergencia climática e hicieron estallar la economía de todo el planeta. Hubo trincheras de tierra; otras, de algoritmos.
Harta de que el sonido de la calle no cese, belmaR gira el cuello en dirección al logophono, un software canalizador de pensamiento, para hacerle una petición musical. La habitación se llena de palmas y quejíos que opacan la grabación de fuera. Irrumpe la voz de La Piriñaca como vuelta a la infancia y la anciana se traslada a un lugar que huele a olivo y mar.