[intervalo III]

¿Recuerdas la primera vez que escuchaste tu voz grabada? ¿Cuáles fueron tus sensaciones? ¿Te reconociste?

Las voces mediadas por la tecnología nos rodean. A veces son voces ajenas que nos acompañan en el día a día; nos indican una dirección, la siguiente parada de metro o el tiempo que hará mañana. También hablan de la regulación del sonido a nivel social: se desprenden de un acento reconocible, son graves si quieren brindar legitimidad o agudas si quieren mostrarse serviciales. Al igual que no existe un acento neutro, tampoco existe un espacio sonoro neutral. Sus presencias y ausencias hablan del contexto social que habitamos.   

Otras veces son voces que hablan de intimidad. Voces apresuradas que se comparten en intervalos de cotidianidad, audios que quiebran el ritmo frenético de nuestras vidas y nos ayudan a encontrarnos desde el sonido. También voces que agitan el recuerdo de quienes ya no están, una memoria sonora que permanece y nos toca.

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    Úvula: relato de ficción

[intervalo III]

Aguatinta, aguafuerte,  gofrado y serigrafía, 2022.

A nuestro alrededor, sonidos despersonalizados conforman paisajes. Códigos y signos se dan la mano para subir y bajar montañas. Como ascensores eléctricos, enuncian cada piso en cada una de las paradas. Pequeños botones acceden a contenedores de voces que se conjugan de manera simultánea. Todas ellas se expresan a la vez, como las hierbas que crecen en un paisaje. Timbres, tonos, interpretaciones sonoras de lo íntimo. Cables de luz y sonido transportan ondas a lo largo de toda la ciudad. ¿Dónde queda nuestra voz en este tumulto de ruido? ¿En qué piso debemos bajarnos si no reconocemos la voz que nos llama?

[intervalo III]

Videoarte: Fuente

¿Desde qué lugar viene la voz? ¿Hacia dónde va? Las identidades que dirigen sus movimientos son institucionales, impersonales, estándar. En los altavoces públicos no hay referentes reales, sino simulacros de palabras deslavazadas e inquietantemente inmaculadas, asépticas. En este intervalo imágenes generadas mediante una inteligencia artificial ponen cara a estos portavoces ficticios que colonizan y despersonalizan los mensajes de la calle, sin dejar lugar a lo humano.

Producción musical: Distorsiones

¿Qué pasaría si las voces más silenciadas en nuestra sociedad ocupasen el espacio público? El [intervalo III] es una crítica a cómo la norma binaria se produce y reproduce también a través de las voces mediadas por la tecnología. 

Este intervalo cuestiona las voces “oficiales” que forman parte de nuestro día a día a través de distintos dispositivos. En esta producción musical, las voces normativas del metro, del GPS, del telediario, etc., son sustituidas por voces cotidianas. De esta forma, se habilita un espacio de reconocimiento a aquellas voces que en ocasiones quedan silenciadas. 

*Este tema contiene extractos del poema de María Monjas Carro  “Las voces que cuentan en el mundo” del libro Esto que nos pasa cuando estamos juntas.

[intervalo III]

Ecos de Úvula 3

Ha pasado ya medio siglo desde que la metrópoli subterránea entró en funcionamiento. Cada mañana, los altavoces que recorren las avenidas reproducen sonidos de ecosistemas perdidos como intento desesperado de encapsular la memoria preuvular. belmaR todavía recuerda entre risas que uno de esos despertares interrumpió aquel sueño en el que era un altavoz uvular…

«Soy testigo del despertar de la ciudad gracias a mi posición elevada. Por mis orificios se derraman sonidos encapsulados mientras las calles se ponen en movimiento. Desde la altura a la que me sitúo no pierdo detalle, siempre contemplo las reacciones de mi público en directo. Cada vez noto más la melancolía en algunas personas al escuchar mis grabaciones. La tristeza en Úvula se construye a partir de ondas que se clavan en los oídos como flechas del pasado. Aunque quisiera, no puedo hacer nada, es algo acordado para seguir teniendo contacto con una memoria sonora que ya nunca volverá. 

Mis compañeres de trabajo se sitúan a una cierta distancia para asegurar una buena reproducción del sonido, aunque lo suficientemente cerca para salsear a pocos decibelios con elles. Tenemos un diseño vintage inspirado en las fiestas que se hacían al aire libre. Creo recordar que se llamaban raves o algo así, me lo contó mi abuela, que fue altavoz habitual en muchas de ellas. ¡Eran una pasada! La gente se movía por el espacio en una coreografía de vibración y respiración a golpe de beat. 

De todos modos, en otros aspectos no entiendo que la población uvular más anciana tenga tanta nostalgia por la sociedad del pasado. Mi abuelo, altavoz de supermercado, me contó que se pasaba los días aburrido de escuchar siempre el mismo tipo de voces anunciando ofertas. ¿Cómo podía la gente habituarse a voces tan encorsetadas? Desde luego, en aquella época había un 2×1 en binarismo.»